En la actualidad es importante un proceso para desarrollar la habilidad de pensar: formular preguntas y reflexiones que estimulen al alumno para que elabore las ideas que utiliza y genere una actitud crítica y creativa, consciente, que lo lleve a descubrir sus capacidades y limitaciones, que le permita adquirir nuevos conocimientos, administrar su aprendizaje, verificar su progreso y reflexionar en torno al proceso de pensamiento que ha seguido.
Pensar no es copiar o repetir información, es dirigir la atención a hacia un tema o proceso de pensamiento específico de manera deliberada, con disciplina, y a través de la práctica convertir el acto de pensar en un hábito natural, agradable y estimulante.
Es posible enseñar a pensar, más esto debe hacerse a temprana edad. Ya que el potencial humano esta dado, solo debe ejercitarse para desarrollarlo a través de una serie de herramientas, técnicas o activadores del pensamiento que permitan a las personas enfrentarse a su realidad. De esta manera se convierte el pensar en un hábito, incluso en un placer. En una virtud, un catalizador de la inteligencia.
La ayuda pedagógica que debe ejercer el profesor durante las diferentes etapas de la vida escolar del alumno, se centrará en la identificación de sus conocimientos previos y provocará desafíos y retos que cuestionen y modifiquen el aprendizaje, para incrementar la competencia, la comprensión y la actuación autónoma de los estudiantes.
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